viernes, 2 de noviembre de 2012
Tenemos alas para volar y la puertecilla de la jaula permanece abierta, pero nos educan de tal manera que vemos el exterior como algo salvaje y peligroso.
La mente prefiere lo que ya conoce, aunque sean los barrotes de una jaula, le teme a lo desconocido, quiere tener todo bajo control, siente pavor por lo inédito, por lo inesperado.
Y entonces pone excusas :afuera todo va mal, más allá de los barrotes hay terremotos, inundaciones, robos,secuestros, asesinatos, etc...
Es un riesgo salir de la jaula.
La diferencia entre nosotros y el pajarito, teniendo en cuenta que el cajoncito donde le ponen el grano sería para nosotros un supermercado, es que nosotros tenemos que trabajar, para conseguir alimento.
Así que eso es lo que hacemos, porque el sistema está diseñado de tal manera y nos parece algo normal, lógico y razonable.
Van pasando los días y comemos del grano, que cada vez está más envenenado, y poco a poco modificamos la jaula transformándola más cómoda, y metemos, o nos obligan a meter, cosas dentro de ella para no aburrirnos.
También es normalizado el tener que estudiar en un sistema de educación preparatorio para trabajar dentro de la jaula y para su mantenimiento.
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